Hace unos cuantos años, perdí a una persona muy especial.

Como todas las pérdidas fue muy doloroso, pero quizá por su temprana edad, esta lo fue mucho más.

Muchos días y durante mucho tiempo escribí algunas palabras para aquella persona. Supongo que en aquellos momentos pensaba que era una forma de tenerlo más cerca, supongo que sólo era una forma más fácil de aceptar lo que la vida nos va deparando.

Hace un rato mandé un mail y tras una exposición muy escueta de lo que para mí era escribir, me acordé que esta misma mañana encontré unos cuantos de esos relatos de estos que comentaba y creo que ha llegado el momento de que poco a poco vayan saliendo a la luz.

Sólo quiero añadir: GRACIAS

Tú, te vas y me apartas de tu vida, dejándome de tu recuerdo sólo un espejo donde reflejar imágenes.

Quedándome sólo con un ayer demasiado lejano, dejando mi corazón más lleno de vacío.

Y tú te vas…

Sólo cenando recuerdo que mañana al levantarme será todo igual.

Solo un día gris en el que se marchitarán las flores y las hojas mustias revolotean a mí alrededor.

Sé que no sé nada y aún así, ¿qué más da?

Mañana será otro día gris sin flores, sin hojas, sin vida, sin ti…

Observo desde una esquina mientras callo y escucho.

Son tan largas sus explicaciones y dicen tan poco…

Sus pasos bajo la lluvia resbalan por el suelo sin más significado del de llegar a la alcantarilla.

Su voz baja y muda retumba en aquella habitación sin paredes y desde la esquina en la que yo me encuentro sólo observo, callo, escucho, miro y pienso:

“Que largo y duro es el camino cuando no estás a mi lado. Que difícil es abrir los ojos y seguir viendo la misma habitación.”

Anoche cerré los ojos pidiendo un único regalo; de que hoy, al levantarme, pudiera verte.

Así lo hice; me levanté, te busqué y no te encontré…

Otro sueño frustrado que se pierde en el camino.

Hoy, como ayer, llueve en esta ciudad. Los días de lluvia son tan tristes…