Como cuando hundes los pies en la arena, así me siento yo.
Estable y con los pies firmes hasta que llegas a mi vida y me hundo bajo mi propio peso. Noto como los pies se queman bajo esa arena que tantas horas ha tomado el sol, como si insaciablemente tu sombra sobrevolara mi cabeza componiendo en cada instante imágenes cuya finalidad no es más que alterar mi vida.
Intento buscar refugio ante la sensación de fuego que hay bajo mis pies, tengo dos opciones:
- Busco cubrir mis pies lo más hondo que pueda esperando encontrar tierra fresca, así como en tu caso contrarresto tus imágenes con algún que otra arma, ya sea abrazarme al recuerdo o en su defecto dejándole marchar, intentando que con ello mi tranquilidad se encauce de nuevo.
- O por el contrario, sufro lo insaciable hasta llegar a la orilla y esperar a que las olas refresquen mis pobres pies lastimados, pero de nuevo firmes…
Lucho contra mis fantasmas y me enfrento a la realidad, me recompongo de tu presencia o de tu no presencia según sea el momento en el que vivimos…
Pese al camino tomado, la realidad es sencilla, siempre queda arena en tus pies, como tus recuerdos o tus momentos de no presencia, y que por más que te das con la toalla se aferran a ti hasta el último momento.
Y aunque reconozco que nunca me gustó la arena, ¿quién podría vivir sin conocer la sensación que despierta pisarla? Porque sentir la brisa del mar como tu respiración cuando te aferras a mí, porque sentirte libre corriendo por la arena como libre te sientes cuando está contigo, porque tan poco duran los segundos en los que decides que opción debes elegir para tus pies y tan importante para los mismos es la decisión que tomes..
Estable y con los pies firmes hasta que llegas a mi vida y me hundo bajo mi propio peso. Noto como los pies se queman bajo esa arena que tantas horas ha tomado el sol, como si insaciablemente tu sombra sobrevolara mi cabeza componiendo en cada instante imágenes cuya finalidad no es más que alterar mi vida.
Intento buscar refugio ante la sensación de fuego que hay bajo mis pies, tengo dos opciones:
- Busco cubrir mis pies lo más hondo que pueda esperando encontrar tierra fresca, así como en tu caso contrarresto tus imágenes con algún que otra arma, ya sea abrazarme al recuerdo o en su defecto dejándole marchar, intentando que con ello mi tranquilidad se encauce de nuevo.
- O por el contrario, sufro lo insaciable hasta llegar a la orilla y esperar a que las olas refresquen mis pobres pies lastimados, pero de nuevo firmes…
Lucho contra mis fantasmas y me enfrento a la realidad, me recompongo de tu presencia o de tu no presencia según sea el momento en el que vivimos…
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Pese al camino tomado, la realidad es sencilla, siempre queda arena en tus pies, como tus recuerdos o tus momentos de no presencia, y que por más que te das con la toalla se aferran a ti hasta el último momento.
Y aunque reconozco que nunca me gustó la arena, ¿quién podría vivir sin conocer la sensación que despierta pisarla? Porque sentir la brisa del mar como tu respiración cuando te aferras a mí, porque sentirte libre corriendo por la arena como libre te sientes cuando está contigo, porque tan poco duran los segundos en los que decides que opción debes elegir para tus pies y tan importante para los mismos es la decisión que tomes..
“Porque es tan corto el amor y tan largo el olvido…”
3 comentarios:
Wenas
Después de un tiempo, vuelves con otra historia que, por lo menos a mi, no deja indiferente.
Sigue así y algun día tendrás que enseñarme.
Bss wapa.
Gracias niño, tanto por tu comentario como tus palabras, a veces no hace falta muchas palabras para decir mucho, no krees??
Besitos!
No des las gracias, para mi con que guste soy feliz...
Gran verdad, ya lo dice el refran: "a buen entendedor..."
Así que, que decir que no sepas...
Bss
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