Porque la vida se levanta cada mañana...

"Esto es algo muy antiguo. Cuando uno no encuentra un nombre exacto para definir las cosas utiliza historias. Así es como funciona. Desde hace siglos. Y todas las historias tienen una música propia"



28/10/08

Son estas cuatro paredes llenas de recuerdos las que de alguna manera recitan mi vida. A veces a oscuras, a veces llenas de luz, otras simplemente alumbradas por la tenue luz de las bombillas…

Sólo me hace falta un vistazo para comprender que cada cosa que en ella hay es parte de mí. Desde ese tablón lleno de fotos cuyo centro posee mi nombre en ¿árabe?, qué más da. Lo importante es que ocupa ese lugar privilegiado por lo importante que en su día fue. Ese recorte de periódico que no ocupa nada más que un rincón, no tuvo más utilidad que llenar las paredes cuando nos trasladamos a esta casa, sin embargo, después de tantos años y de todas las cosas que hoy hay colgadas, ese cartel sigue ahí, llenando su hueco.

Esa rosa que simplifica dos largos años de una vida, un amor dulce y sincero que terminó marchitándose sin más motivo que la corrosión del tiempo. Sin embargo ahí está, como él, siempre a mi lado aunque sea de esa forma distante que le caracteriza.

Fotos que recuerdan a personas importantes que se perdieron en el camino de la vida o que simplemente tomaron un camino diferente. ¿Por qué siguen ahí? Sólo tienen un papel: ocupan su lugar.

Miras esas fotos y te preguntas que hiciste mal, si estarán bien o si algún día volverás a verlos. Te preguntas donde quedaron los tiempos pasados, donde están esas ilusiones y sueños, esas promesas que se fueron por los desagües. Dónde están esos amigos que decían ser para siempre, aquellos a los que nunca abandonarías por muchas cosas que os pasasen. Al final sólo te quedan esas fotos que te evocan instantes vividos, situaciones pasadas, recuerdos…

Muchos libros hay en las estanterías, entre ellos el libro que más me ha gustado y que encabeza mi colección de su gran autor. Libros con los que soñé, libros que me hicieron ser protagonista de las mismas historias, reflexionar sobre la vida y algunos que se llevaron noches en vela, quizá las noches mejor aprovechadas de mi corta existencia…

Muchas y de diferentes formas son las velas que los acompañan. Grandes, pequeñas, de colores, aromáticas, normales… ¡incluso tengo un dragón!… Quizá uno de mis más viejos trastos el cual remarca el principio y el final de una historia lejana ya pero que tanto marco nuestra vida. Qué fácil es querer y odiar al mismo tiempo…

Es mi familia quien ocupa mi otra media habitación, regalos de ellos, sus fotos, dibujos de los más pequeños, ¡mi gordi! Sin ellos mi vida no sería la misma, los veo y observo el reflejo de mi sonrisa. Son los que me han visto reír, llorar, caerme y volverme a levantar…

Mi mesa sólo tiene 3 cajones, pero están llenos de todo y a la vez de nada. Bolis de colores, minas, folios, cuadernos, cables… podría hacer un mercadillo de la variedad que en ellos puedes encontrar. Son un tesoro que he ido juntando al cabo de los años gracias a alguna que otra aportación.

De igual manera ahí está, mi joyero, no posee ni oro ni tan siquiera plata, como mucho algún anillo de acero o algún colgante de colorines. Nunca olvidaré el día que me lo regalaste, me encantó. Cada vez que lo miro y veo sus estrellas y sus lunas recuerdo aquella conversación llena de ternura y cariño. Al final siempre nos quedo pendiente mirar las estrellas del cielo aquella noche, sin embargo no lo cambiaría por todos esos buenos momentos. Es tu sonrisa mi mejor recuerdo y el que espero que siempre me acompañe.

Vasos de plástico de medio litro, yogures o vasos de dyc que hacen de la mejor forma que pueden de lapiceros. Adornados todos con pajitas de colores, destornilladores, palos chinos para el pelo y de nuevo filas de vasos de colores con bolígrafos que lucen. Un poco de todo, y un mucho de nada, como en la vida, sólo son recuerdos que van llenando tu espacio, recuerdos que llenan estas cuatro paredes.

Son muchas las cosas que me olvido: mi teléfono, el despertador, dados de la suerte, búhos, ranas, flores, ceniceros…incluso alguna que otra chapa de una botella de tierras lejanas ya. Pero ahí están y de nuevo: ocupan su lugar.

Y por último, en el lugar más alejado de la puerta, ocupando su rincón al lado de la ventana, mi pequeño ordenador, aquel que me mira desafiante, que me aguanta desde que llego a mi casa hasta que me marcho a acostar.

Aquel que refleja perfectamente mi vida, posee más recuerdos en forma de fotos de los que yo tan siquiera podría imaginar, mi música, mis letras, mis pensamientos, mis estados de ánimo…

Siempre he oído que tu vida la podrías guardar en una caja de zapatos, que lo importante que en ella acontece sólo ocupa ese pequeño espacio, sin embargo yo sé que mi caja estaría vacía, llena de aire, sin más, porque las cosas vienen y van los recuerdos los escondes en tu memoria hasta que un día desaparecen y los que siguen, seguirán por siempre. Las cosas materiales se corroen, se estropean o se pierden, pero el aire… El aire lleva olores, agua, luz, incluso alguna que otra sonrisa y de eso quiero llenar mi caja, así como mi vida, de esperanza, de mañana y de libertad.

Al fin y al cabo, todo ocupa su lugar.

24/10/08

Siempre he oído que la soledad es estar rodeado de gente y sentirte solo.

Quizá sentir que la gente de tu alrededor no te llena suficiente hace que te sientas solo y triste, porque este tipo de soledad suele venir acompañado de este tipo de sentimientos. De dudas de todo tipo, desde llegar a preguntarte si la gente que está a tu lado son realmente amigos o simplemente los has idealizado hasta dudar si te has confundido en tu camino y les haces culpables a ellos de tus errores.
Sin embargo creo que hay un dolor mucho mayor y una soledad mucho más profunda que aquella en la que dudas de la gente que está a tu lado.

Yo la llamo la soledad de la soledad. Cuando estás sólo en tu casa, en un parque o donde sea y sientes que esa soledad es preconcebida, cuando te das cuenta de que en el fondo si tú estás ahí sólo es porque realmente quieres, cuando descubres que prefieres estar así y en el momento preciso de llevar a cabo tu elección, te siente vacio, te sientes como una sombra, la cual todo el mundo ve pero todos pisan, la cual siempre te acompaña aunque se esconde con el sol, la que siempre va a tu vera pero a la que nunca prestas atención, asumiendo que está, sin más.

Descubres la verdad de tu vida, que estás sentada en cualquier lugar y que nadie te va a ir a buscar, que ni siquiera nadie te va a echar de allí, que los minutos pasan al igual que la gente y las cosas y que tú podrías quedarte en ese mismo sitio como espectadora de cualquier obra de teatro ensimismada con la función que ves.

Entonces llega el momento de cerrar las cortinas y bajar el telón y miras a tu alrededor y asumes que es tu decisión el estar ahí sin nada ni nadie, sin tan siquiera espectáculo. Ya no sabes si no los necesitas o has aprendido a no necesitarlos, ni siquiera sabes si los necesitas tanto que te asusta reconocerlo y ante la duda prefieres levantarte y volver a caminar.

Alguna que otra mano encuentras en tu camino, pero las manos, como las personas a las que pertenecen se van a casa cuando hace frío y en esta vida siempre hay un momento en que el frío aparece.

Aprendes que la rabia contenida sólo genera impotencia y más rabia y que la mejor manera de superarla es cuando nadie te ve llorar, cuando ninguna persona asume el cargo de ser tu paño de lágrimas.

Llega el día en que te levantas y tú reflejo te ha abandonado, la persona que te devuelve el espejo no eres tú, es la soledad de la soledad esa que cuando estas solo aparece pero porque tú la llamas, aquella que te encierra entre cuatro paredes pero que te da la llave para que salgas aunque no te diga dónde está la puerta, aquella que te conduce hacia el abismo para que contemples el bello paisaje pero que no te dice como volver. Aquella que todos odiamos pero que no podemos dejar de tener.

Al final asumes que estás solo, que es una forma de vida y que la gente que tienes alrededor no son más que actores en la función de tu vida, que tu papel principal es único y exclusivo y que todo los demás son pasajeros y que como en cualquier obra de teatro, unos se van y otros se quedan, gente nueva llega, algunos de ellos sólo duran un acto o incluso menos... y que como toda obra, llega el momento de bajar el telón, de que la gente deje su papel y vuelva a su vida y mañana mientras que la obra tenga audiencia volverá a abrir sus puertas para interpretar de nuevo la misma función.

20/10/08

Un millón de motivos

Por ser quien remienda mis sueños rotos, aquellos en los que los amores perdidos nunca llegan a reencontrarse ni los besos olvidados se vuelven a recordar.

Por no ser traidor entre traidores, por no mirarme a los ojos cuando sabías que aquellas mentiras que yo creía verdades no eran más que ilusiones que vagaban a mi lado en este camino que todavía hoy sigue hacia delante.

Por ser la primera sonrisa que ves cada mañana, porque a veces nada importa si el mundo se puede parar aunque apenas sea un segundo.

Por no dejarme perder la cordura en los momentos difíciles, aquellos brazos que te sujetan en los momentos de desesperación abrazan más fuerte que cualquiera que nunca podrás tener…

Por no romperte y no dejar que yo me rompiera, quizá las cosas desde fuera parecen más fáciles pero debatirse entre sentimientos adversos a la vez que tienes que elegir cual será tu futuro reporta soluciones rápidas y equivocadas.

Por no saber de que lado sopla el viento cuando estamos en la cima de la montaña, a veces no hace falta saber las cosas si las puedes sentir… los sentimientos perecen contigo, los pensamientos se desvanecen para dejar paso a nuevos ideales.

Por saber hasta donde podía llegar, como siempre he dicho vale más una retirada a tiempo que una derrota sin sentido. A veces aceptar las limitaciones es el mejor ataque.

Por no dejar que me arrepintiese de las cosas, por entenderme y apoyarme cuando lo he hecho, por mirarme y hacer que el mundo parezca otro…

Por eso y mucho más, porque a veces tener un millón de motivos no son suficientes para dar las gracias.

A ti mi fiel compañera de viaje, a ti…